“Sueños e ilusiones, se fueron con Hernán Darío”
Habló un familiar de joven estudiante de Medicina que falleció luego que, al parecer, un policía disparó en medio de un procedimiento.
Hernán Darío Rodríguez Urrea, de 18 años, tuvo su último suspiro en la madrugada del lunes en la Clínica Reina Catalina de Barranquilla.
Allí estuvo internado desde aquel sábado 11 de febrero cuando fue impactado en la cabeza en la calle 84 con carrera 44, barrio Porvenir de la capital del Atlántico, presuntamente por un policía que realizó un disparo en momento en que atendía un requerimiento sobre alteración de orden público de otras personas que estaban en el sitio y en el que el joven estudiante de medicina era ajeno.
Un familiar del joven aseguró este martes que el proceso contra el uniformado debe continuar.
“Esperamos que los procesos sigan su curso. La familia de Hernán Darío en estos momentos lo que quiere es justicia, que todo el peso de la ley recaiga sobre la persona que en su momento, por un mal procedimiento de él, en este momento dejó sin vida a Hernán Darío”, indicó un familiar.
Hernán Darío nunca fue dado de alta desde que ingresó a la clínica. La bala que le impactó en la cabeza le fue sustraída por los médicos y el proyectil quedó en manos de los investigadores del CTI de la Fiscalía.
“Los primeros 15 días mostró una recuperación, pero después se infectó, le surgió una infección que otra vez lo llevó a UCI y desde allí, a partir después de esos 15 días, nunca más salió”, aseguró.
El proyectil le afectó parte de los movimientos de su cuerpo y el habla.
“No hablaba, tenía una parte del cuerpo inmovilizado, solo movía las extremidades izquierdas; las derechas, pues nunca tuvo movimiento. Pensamos que en su momento se iba a recuperar y que iba a entrar a la rehabilitación que necesitaba. Nunca perdimos las esperanzas, pensamos que iba a ganar la batalla por su juventud y pues no, los designios de Dios fueron otros”, indicó el ser querido del joven.
Se reveló que la semana anterior tuvieron que operarlo de nuevo porque necesitaba drenar un líquido que tenía en la cabeza y estuvo delicado hasta que desafortunadamente falleció el lunes en la madrugada.
Su cuerpo será llevado a Magangué (Bolívar), donde era oriundo, para brindarle cristiana sepultura.
El joven se encontraba en Barranquilla estudiando medicina y ya iba por segundo semestre en la Universidad Libre.
“Justamente ya habían cerrado la discoteca y comentan los amigos, quienes son los que compartían con él, que al momento de la salida había como un car audio que era como el que estaba perturbando, me imagino, el orden público. En ese momento fue que llegó la Policía. Los amigos dicen que escucharon los disparos y ellos salieron corriendo. Dicen que no saben por qué Hernán no corrió, me imagino, nosotros acá nos imaginamos y sus amigos también, que él en medio de su inocencia habrá pensado que no tenía nada que ver con eso, porque ellos no eran los del car audio”, detalló el familiar.
Hernán en ese momento estaba buscando algo de comida cuando escuchó el disparo y cayó.
Testigos aseguraron que fue uno de los policías los que realizó el disparo cuando trataba de calmar los ánimos con las personas del vehículo con audio alto.
La familia recuerda a Hernán como un joven soñador y con muchos proyectos que quedaron ese 11 de febrero en el suelo junto con él.
“Era un niño alegre en todo momento, inquieto, con tantos sueños, tantas ilusiones que quedaron en ese día. Se fueron con él los sueños, las ilusiones, y no hay derecho. De verdad que no hay derecho de acabar con esos sueños”, aseguró el familiar este martes.
Por lo pronto, los familiares esperan que las investigaciones en la Fiscalía avancen para que se haga justicia.
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